domingo, 3 de septiembre de 2017

¿Es válido rompernos de vez en cuando?

¿Es justo tener que tocar el infierno para disfrutar la plenitud del cielo?
Quizá cuando somos felices, nuestra mente viaja fuera del plano real, puede que lleguemos a un punto donde nuestro cuerpo necesita sentirse vivo, recordar que puede sentir... Pero, ¿por qué esa manía de estimularlo a través del dolor?
Bien claro está que nuestros neurotransmisores experimentan el masoquismo. Podemos olvidar fácilmente aquel día de hace cinco años en que tu mejor amiga no contestó tu mensaje, o que la persona que te gustaba olvidó tu cumpleaños, podemos borrar imágenes de aquel baile donde te tomaron delicadamente de la cintura o aquel último  -Te quiero- que no escupieron tus labios.
Somos capaces de olvidar situaciones momentáneas, pero... ¡vaya que es jodido borrar lo que nos hizo sentir!. Cinco años después experimentas un vacío inexplicable, donde tu mente no recuerda un porqué, asumes que estas volviéndote loca/o. Mientras rompes frente a ti el espejo que proyecta la solubilidad de esas lágrimas a las cuales no les encuentras explicación.
http://poemame.com/m/prosapoetica/valido-rompernos-vez-cuando
Sí, la teoría es algo confusa y te preguntarás: ¿Cómo puede doler algo que ya si quiera recuerdas? Resulta, que podemos cohibirnos de imágenes abstractas de nuestro pasado, sin importar si fue hace una semana, o hace dos años atrás, a lo largo de nuestra vida hemos construido un cajoncito de sentimientos reprimidos, aquello que no dijimos y/o demostramos. Donde posiblemente guardamos: aquél vacío por el mensaje que nunca llegó, la decepción de la persona que nunca apareció, la frustración por dejar ir aquella pieza de baile, y ese -Te quiero- que aún llevas ahogado en la garganta y ya es tarde para decirlo.
Pasa, que es necesario rompernos a veces; nuestro cuerpo, nuestra mente y posiblemente nuestra alma saben y comprenden que para cruzar ese muro de concreto que te obstaculiza el camino, es obligatorio romperlo, es necesario rompernos... Porque somos nosotros mismos las barreras de nuestro destino.
-Rompe tus esquemas-
-Rompe tus vacíos-
¡Grita aquello que callaste! Aunque nadie te escuche -te escuchas tú- y no entablarás mejor conversación que esa. Deja ya el miedo de quebrarte por un rato, unas horas, unos días.
Porque aquello que podemos romper, es justamente lo que podemos usar para construir algo nuevo.
(Se repitió ella, mientras dibujaba en el espejo un boceto distinto de si misma.)
                                                                                      Yuri Esmeralda.

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